Granada oscura
Uff, qué calor hace en Granada en verano, menos mal que por la noche refresca algo, bueno, una cerveza bien fresca con una buena tapa ayuda mucho. La verdad es que, desde que me destinaron aquí, está la cosa muy tranquila, acostumbrado al meneo de casos y asesinatos que tenía en Galicia, aquí es lo típico de cualquier sitio tranquilo, algún ajuste de cuentas de clanes poco más, algo que para un inspector de homicidios experimentando como yo, hace ya diez años desde que me gradué, pero bueno lo iba sobrellevando. Me estaba acostumbrado a esta tranquilidad, pero, no sé, necesitaba algo más. De repente,sonó mi móvil. Javi a estas horas, qué raro… —Dime. —Juan, tienes que venir ahora mismo al arco Elvira. —¿Y eso? —Tú ven rápido, esto es brutal. Javi era mi compañero desde que me vine de Galicia, un tío alto y delgado, con el pelo largo, algún piercing que otro, en su coche siempre sonaba metal a toda hostia. No me lo pensé un segundo, entré a pagar, algo llamó mi atención un momento