Granada oscura

Uff, qué calor hace en Granada en verano, menos mal que por la noche refresca algo,
bueno, una cerveza bien fresca con una buena tapa ayuda mucho. La verdad es que, desde que 
me destinaron aquí, está la cosa muy tranquila, acostumbrado al meneo de casos y asesinatos 
que tenía en Galicia, aquí es lo típico de cualquier sitio tranquilo, algún ajuste de cuentas de 
clanes poco más, algo que para un inspector de homicidios experimentando como yo, hace ya 
diez años desde que me gradué, pero bueno lo iba sobrellevando. Me estaba acostumbrado a 
esta tranquilidad, pero, no sé, necesitaba algo más. De repente,sonó mi móvil. Javi a estas horas,
qué raro…
—Dime.
—Juan, tienes que venir ahora mismo al arco Elvira.
—¿Y eso?
—Tú ven rápido, esto es brutal.
Javi era mi compañero desde que me vine de Galicia, un tío alto y delgado, con el pelo largo, 
algún piercing que otro, en su coche siempre sonaba metal a toda hostia.
No me lo pensé un segundo, entré a pagar, algo llamó mi atención un momento, mientras me 
daban el cambio, una morena sentada sola en una mesa, tenía un algo en la mirada que me dejó 
eclipsado; el pelo liso, pero tenía que salir volando, algo gordo había pasado por la prisa de Javi,
así que lo dejaría para otro momento, de todas formas, Granada no era tan grande, la volvería 
a ver seguro.
—Juan, aquí tienes la vuelta. ¿Mucha prisa?
—Entre tú y yo, sí, algo gordo, pero, ya sabes, punto en boca.
—Ya sabes que sí, Juan.
Menos mal que no estaba muy lejos, con las tres cervezas que llevaba encima, no quería coger 
el coche, no vayamos a liarla.
—La hostia, Javi. ¿Esto es real?
—Mucho, me he quedado blanco cuando me han llamado, yo creía que era alguien que estaba 
pasado de vueltas, que se estaba quedando conmigo, pero parece la portada de un disco de Iron 
Maiden.
Delante de mí tenía un cuadro dantesco, ante la majestuosidad del arco Elvira, de él colgaba un 
cadáver vestido solo con un taparrabos, tenía las costillas abiertas a modo de águila. Joder, esto 
solo lo había visto en la serie de Vikingos. Era brutal, creo que se nos viene encima lo más gordo 
que había visto en mi vida. Esto no lo podía hacer cualquier persona, tenía que ser alguien muy 
perturbado.
—Por ahora, no hemos encontrado nada.
—¿Cómo lo han subido?
—Tiene pinta de que se han ayudado de una grúa que hay en la obra de al lado, lo tenían todo 
muy bien pensado.
—Joder, pues ya tenemos acción.

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